Caminamos hacia un cambio de paradigma en nuestra economía: de un modelo lineal basado en la creación, venta y consumo de productos, a otro circular en el cual los residuos se convertirán en recursos que puedan aprovecharse una y otra vez, como materia prima en la fabricación de nuevos productos.
Este es el final del viaje, o quizás el camino a transitar. La realidad, en España a día de hoy, es que casi la mitad de los residuos domésticos acaban en un vertedero, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
Las cápsulas de café son uno de esos residuos cuyo diseño dificulta enormemente la gestión de su reciclaje. No existe ningún canal adaptado para su tratamiento y la mayoría acaban descartados en un vertedero o incineradora. En España la marca pionera del sector creó hace diez años un sistema de recuperación con 1.900 puntos de recogida, consiguiendo hoy en día una tasa de reciclaje del 10%, de sus cápsulas de aluminio. Hay muchos otros tipos que son fabricados en plásticos.
El pasado 20 de marzo, entró en vigor la ley autonómica de residuos de las islas baleares, destinada a reducir la generación de residuos y aumentar la reutilización y reciclaje. Por primera vez se imponen restricciones a las cápsulas de café: a partir de ahora solo se pueden vender las que sean compostables o se puedan reciclar fácilmente. En los lineales de los supermercados no ha cambiado nada, por el momento.
Por suerte existen opciones como Debuencafe, primera empresa española de café ecológico dedicada a la venta online con la certificación B Corp. que presume de que su producto es realmente sostenible, ya que además de ecológico, las cápsulas y el propio envase son compostables y trabajan con personas en riesgo de exclusión. Lo que se dice una empresa de Triple Impacto.
Sus cápsulas compostables después de ser utilizadas se pueden dejar en la misma bolsa en la que venían y depositarla en el contenedor de residuos orgánicos (el marrón) para su compostaje, pasando de ser residuo a recurso.
¿Y qué pasa cuando salimos fuera a tomar un café? ¿Nos olvidamos de cápsulas compostables, residuos y sostenibilidad? Sería lo suyo: te pides tu café, hueles su aroma, miras por la ventana y haces una foto para subirla a Instagram. “La gente no tiene que pensar si todo es sostenible, somos nosotros los que proponemos esta oferta” dice Camille, diseñadora francesa y copropietaria junto a Pierre, arquitecto, de Neo Coffee House una cafetería del barrio de Sants donde apenas hay residuos. Abogan por ponérselo fácil al consumidor, para que únicamente se preocupe de disfrutar el café, en este caso, de especialidad. Ellxs se ocupan de que provenga de un tostador de proximidad, a menos de dos kilómetros del local, Animal Coffee, el que se encargue de hacerles llegar, en bici, el café mediante latas retornables. El café de especialidad únicamente representa el 1% de la producción mundial, sin embargo destaca por su gran trazabilidad, por trabajar con pequeños productores y reducir a la mínima expresión el numero de intermediarios.
Además del café el resto de productos que ofrece Neo Coffee los adquieren a granel en bolsa de tela en una tienda del barrio o la tienda se los entrega, también en bici. Ríete tú de la ciudad de los 15 minutos. Los muebles han sido recuperados y restaurados por Pierre, los alimentos son veganos (como ellxs) y puedes encontrar queso vegano de Väcka, en envase de vidrio retornable o dulces veganos espectaculares de Debby’s
¿Y cómo se consigue una cafetería cero residuo? A base de ensayo error, “Abrimos en pleno confinamiento y fue difícil encontrar proveedores, además nosotros buscamos que sean bio y sin plásticos” nos dice Camille, un doble check prácticamente imposible. Obviamente cualquier actividad genera residuos, ellos aún trabajan en como conseguir bebida vegetal de almendras y tofu sin que el envase vaya al contenedor amarillo.
Reconocen que el talón de Aquiles de la sostenibilidad sigue siendo la comunicación o más bien la información. Ya que el consumidor no sabe o no tiene constancia de sí el café que pide viene en un envoltorio de plástico, si después se va a reciclar el envase ni cuál ha sido el proceso de producción y distribución del mismo.
Por último nos dejan una recomendación, “en casa se puede tomar un buen café con una cafetera italiana o francesa y un molinillo, como si fuese una infusión, para notar bien sus sabores. Pero para disfrutar de un espresso, del barista, de tus amigos, de socializar, nada comparable con venir a las cafeterías”.
En definitiva, como consumidores tenemos el poder, cada vez que consumimos, de construir el mundo que queremos apoyando el trabajo de todas esas empresas y personas, en consonancia con nuestros valores, que han colaborado para que ese producto llegue hasta nosotrxs.
¿Y el café que has tomado tú hoy te aleja o te acerca al mundo que quieres?
Autor:
Fran Rico